EL USO DE LA MASCARILLA FACIAL OCULTA UNO DE LOS PRIMEROS SIGNOS DETECTABLES DEL MALTRATO A LA MUJER

Las estadísticas no mienten, y los datos aportados por las diversas organizaciones sobre el aumento de las denuncias y peticiones de ayuda por violencia contra la mujer en el periodo de la pandemia, especialmente durante el confinamiento, nos hablan de un problema que se ha agudizado en estos tiempos tan complejos.

Los programas de ayuda, las diversas herramientas que permiten a la mujer lanzar este grito de socorro para denunciar y huir de su situación de victima han demostrado y siguen demostrando que son sumamente útiles, pero aun así muchas de las víctimas no denuncian o denuncian tarde, a veces demasiado ….

La campaña puesta en marcha por el colegio de Farmacéuticos y los diversos gobiernos autonómicos, con el lema en clave: MASCARILLA 19, ha sido otro de los proyectos que se ha sumado a la atención telefónica y telemática durante este tiempo tan anómalo

Sin embargo puede resultar curioso que, aunque MASCARILLA 19 es el mensaje de ayuda, realmente el uso de la mascarilla en este colectivo víctima de violencia a veces está impidiendo que el entorno de la mujer ayude o detecte precozmente la situación que vive.

Las lesiones faciales han sido y siguen siendo en muchos casos muy distintivas de la violencia de género en la mujer. Traumatismos nasales, malares y bucales son extremadamente frecuentes en este contexto de maltrato y muchas veces suponen el primer signo por el que el entorno de la mujer conoce la situación. Este aspecto es bien conocido por los cirujanos orales y maxilofaciales, que tradicionalmente atienden a las pacientes víctimas del maltrato por presentar de forma prevalente lesiones faciales. Sin embargo, durante el tiempo COVID la atención hospitalaria a las mujeres maltratadas ha disminuido de forma significativa y muchas veces el maltrato es diagnosticado en fases más tardías donde ya se aprecian los hematomas en fase de reabsorción, excoriaciones en proceso de epitelizacion y fracturas ya consolidadas especialmente a nivel de huesos propios. Con el uso generalizado de la mascarilla, el agresor siente que las consecuencias del maltrato pasan más desapercibidas y quizás se siente aún más protegido. ¿¿¿Estamos llegando demasiado tarde??? ¿no está la situación COVID aislando aun más a la mujer victima, detrás de la pantalla facial?

Desde SECOMCyC ( Sociedad Española de Cirugia Oral y Maxilofacial y de Cabeza y Cuello), en unión a los colectivos médicos que habitualmente tratamos estas situaciones,  debemos estar aún más atentos a los pequeños síntomas, ya que muchos de ellos van a esconderse no solo tras las paredes de la casas, sino tras una mascarilla facial.

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